Nuestro reciente estudio muestra que aunque una mayoría de adolescentes usa la tecnología de manera equilibrada, el riesgo de caer en un uso problemático es elevado.
La prevención del acoso pasa por abordar el tema desde los primeros años de escolarización, estableciendo unas pautas básicas de convivencia que niños y niñas asimilen desde muy pequeños.
Con la pandemia llegó un incremento del uso de las tecnologías por parte de los adolescentes, en muchos casos de manera descontrolada. Las relaciones sociales directas desaparecieron y el ocio se convirtió en estrés tecnológico. Pero hay modos de frenarlo.